domingo, 23 de junio de 2013
Verdades amargas!
Este poema cuyo autor no es conocido a ciencia cierta puesto que unos lo atribuyen a Ramón Ortega
y otros a Julio Flores,es un poema de grandes verdades,pero a mi juicio si hay amigos de verdad,son esos amigos tal vez contados que están contigo en cualquier momento de tu vida.
Yo no quiero mirar lo que he mirado
a través del cristal de la experiencia;
El mundo es un mercado donde se
Compran; honores, voluntades y conciencia.
¿Amigos?... ¡Es mentira, no hay amigos!
La amistad verdadera es ilusión,
ella cambia, se aleja y desaparece
con los giros que da la situación.
Amigos complacientes sólo tienen
los que disfrutan de venturas y calma,
pero aquellos que abate el infortunio
sólo tienen tristezas en el alma.
Si estamos bien, nos tratan con cariño
nos buscan, nos invitan, nos adulan:
más si acaso caemos, francamente
sólo por cumplimiento nos saludan.
En este laberinto de la vida,
donde tanto domina la maldad,
todo tiene su precio estipulado:
el amor,el parentesco y la amistad.
El que nada atesora, nada vale,
en toda reunión pasa por necio,
y por más noble que sus hechos sean,
lo que alcanza es la burla y el desprecio.
Lo que brilla no más tiene cabida
aunque brille por oro lo que es cobre,
lo que no perdonamos en la vida
es el atroz delito de ser pobre.
La corrupción, el vicio y hasta el crimen
puede tener su puesto señalado;
las llagas del defecto no se miran
si las cubre un diamante bien cortado.
La sociedad que adora su desdoro
persigue con gran saña al criminal,
más si el puñal del asesino es de oro,
enmudece… ¡y el juez besa el puñal!
Nada humano es perfecto y nada afable,
todo está con lo impuro entremezclado,
el mismo corazón, con ser tan noble,
¡cuántas veces se encuentra enmascarado!
Que existe la virtud, yo no lo niego,
pero siempre en conjunto defectuoso:
hay rasgos de virtud en el malvado,
hay rasgos de maldad en el virtuoso.
Cuando veo a mi paso tanta infamia
y que mancha a mi planta tanto lodo,
ganas me da de maldecir la vida,
ganas me da de maldecir de todo.
A nadie habrá de herir lo que aquí digo,
porque ceñido a la verdad estoy:
me dieron a liberar hiel y veneno
hiel y veneno en recompensa doy.
Pero si peco por las palabras toscas
de estas líneas oscuras y sin nombre
doblando las rodillas en el polvo,
pido perdón a Dios, y no a los hombres..
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Está lleno de realidad, pero no perdamos la esperanza en un mundo y entorno mejor. Las desilusiones duelen mucho, eso sí...
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